sábado, 18 de agosto de 2012
38
Cuando se despertó y miró hacia su derecha, vio el jabón y el champú manchados de sangre; la bañera estaba enrojecida también. Sopesó la idea de haberse quedado dormido, parado, en la ducha y haber caído. Podría haber entrado un hombre y haberlo desplomado de un golpe, pero prefirió apoyarse en la primera hipótesis.
Había soñado con ella, regaba unas flores que estaban bien acomodadas sobre un alfeizar. Llovía y ella regaba un montón amarillo.
Afuera, en el mundo real-donde él estaba tirado con la ducha abierta, rodeado de rojo- imaginó que llovía. Se permitió pensar que las gotitas que le mojaban el pelo y la panza eran las mismas que la mojaban a ella. A ella regando florcitas,ella siendo parte de la tormenta.
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Muy lindo y muy trágico. Como si todo lo iluminara una luz a punto de fundirse.
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