Todavía me acuerdo de el primer verano después de la gran guerra. Te enseñabamos a caminar con tu nueva pierna pero ningúno de nosotros había tenido jamás una de madera.
Todavía me acuerdo cuando el predicador te vio con tu remera rayada y tu pata de palo y empezó a llamarte Capitán.
¿Dónde estás Capitán?
La guerra hizo estragos en vos.
Lo peor de las guerras es que no solo te mutilan por fuera, sino las heridas que sangran por dentro en forma de pesadillas con bombas y soldados caídos. A pesar de lo breve del texto, el personaje de Capitán me resulta atractivo :)
ResponderEliminarBesos de neón, darling.
Qué lindo :)
ResponderEliminarSe me ponen los pelos de punta con tus posts.
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