domingo, 19 de febrero de 2012

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Todavía me acuerdo de el primer verano después de la gran guerra. Te enseñabamos a caminar con tu nueva pierna pero ningúno de nosotros había tenido jamás una de madera.
Todavía me acuerdo cuando el predicador te vio con tu remera rayada y tu pata de palo y empezó a llamarte Capitán.
¿Dónde estás Capitán?
La guerra hizo estragos en vos.

3 comentarios:

  1. Lo peor de las guerras es que no solo te mutilan por fuera, sino las heridas que sangran por dentro en forma de pesadillas con bombas y soldados caídos. A pesar de lo breve del texto, el personaje de Capitán me resulta atractivo :)

    Besos de neón, darling.

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  2. Se me ponen los pelos de punta con tus posts.

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Sé que tenés algo que decir, todos tienen algo que decir.
Contame, no me gusta hablar sola.